Hacienda de la Erre


Situada en el municipio de Dolores Hidalgo , "La Erre" es una interesante hacienda cuyos orígenes se remontan hacia la primera mitad del siglo XVII, período en el que el Virrey Marqués de Montes Claros cede un sitio de ganado mayor y 8 caballerías, en diciembre de 1606, a Pedro Rodríguez Montero, propiedades que pocos días después son vendidas al doctor Hernán Carrillo Altamirano, abogado de la Real Audiencia de México, en cuyas manos y por medio de otras mercedes reales, compras y heredades, "la Erre", llegó a ser uno de los latifundios más extensos de Guanajuato.

Para 1619, Juan Altamirano Saavedra, pariente del Doctor Hernán Carrillo, aparece como dueño de las labores de "La Cieneguilla de Nieto", "Santa Lucía", "Río Seco", "La Erre" , "El Comedero", "La Ventanilla", "El Llanito", "El Joconoxtle", "El Gusano", "La Ciénega de Guerrero", "San Nicolás", "San Mateo", "San Damián", "El Espejo", "Río de Don Juan" y "La Cruz"; propiedades que años más tarde heredaría Don Rodrigo Mejía y Altamirano, Alguacil mayor de la Real Audencia de la Nueva España y, que ya para ese entonces, formaban parte de un sólo complejo económico: La Hacienda de la Erre.

Al morir Mejía y Altamirano, la hacienda pasó a manos de su hija Juana Mejía Altamirano y de Tovar, casada con Don Carlos de Luna y Arellano y Sámano, mejor conocido como el mariscal de Castilla. A partir de ese momento y hasta después de la Guerra de Independencia, la hacienda estuvo en poder de los descendientes del primer Mariscal de Castilla, aunque después de terminado el movimiento insurgente, la finca fue parcialmente abandonada.

En la fachada existe una placa que narra el siguiente hecho histórico: "El 16 de septiembre de 1810 llegó a medio día el Sr. Cura Miguel Hidalgo y Costilla a esta hacienda de la Erre y comió en la sala de la finca. Terminada la comida y después de haber formado el Primer Estado Mayor del Ejército Insurgente, dió la orden de marchar rumbo a Atotonilco y al hacerlo dijo: ADELANTE SEÑORES, VÁMONOS; YA SE LE HA PUESTO EL CASCABEL AL GATO, FALTA VER QUIENES SON LOS QUE SOBRAMOS".

Para 1824, la hacienda es vendida a Don Mateo Delgado y, tras varios legados entre su familia, Don Manuel Rubio quedó como dueño único de la Erre en 1890; cuya casa con su archivo y biblioteca se conserva casi intacta contando, para ese año, con 420 habitantes y con una estación del Ferrocarril Nacional Mexicano dentro de su territorio. A la muerte de Don Manuel, la propiedad pasó a su hija María Guadalupe, quien acabó fraccionando la Hacienda y, terminando así, con uno de los más grandes latifundios del estado.

Actualmente, el casco de la hacienda se encuentra en restauración para brindar todos los servicios de un gran hotel. Se podrá montar a caballo por los arbolados alrededores. Asistir a una novillada en la pequeña plaza de toros. O, excursionar por los interesantes lugares de los municipios de Doleres Hidalgo y San Miguel Allende.  Mayor información al teléfono  111 1976.


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