Cruza por el puente de Batanes sobre el río Lerma y
llega a la
primera población que alcanzó el rango de ciudad (1646) en el
Estado: Salvatierra; encrucijada y cruce de caminos entre
Guanajuato
y Michoacán. Disfruta caminando o cabalgando, del agradable clima
templado-húmedo de su campiña esmeralda.
La Feria de la Candelaria, es de carácter regional y se lleva a cabo del 26 de enero al 10 de febrero. Se hacen corridas de toros, danzas, desfiles de carros alegóricos y todo tipo de celebraciones religiosas y populares. El día principal del festejo es el 2 de febrero. Estas fiestas coinciden con la conmemoración de la fundación de la ciudad.
En Semana Santa se realiza La Procesión del Silencio
y la Visita de las 7 Casas.
En el río Lerma hay bellas caídas de agua como la
de El Salto, y sitios propicios para realizar días de campo.
Disfruta del clima templado-húmedo que te ofrece esta región y pasea
a caballo por sus verdes alrededores, descubriendo a cada paso hermosos
y tranquilos parajes.
Escobedo Tinoco, Federico.- Nació en Salvatierra el 8 de febrero de 1874. Murió en Puebla en 1949. Estudió humanidades en el Colegio Palafoxiano de Puebla e ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús cerca de Zamora. Pasó a España para cursar las filosofía y teología. Para hacer frente a la situación económica de su familia abandonó la Compañía y fundó en Huamantla un colegio para niños. En 1899, por fin fue consagrado sacerdote y ejerció su ministerio como profesor en el Seminario Palafoxiano. Recibió el diploma de árcade de Roma, con el nombre de Tamiro Miceneo el 22 de mayo de 1907. Excelente poeta, perteneció también a la Academia Española de la Lengua. Tradujo a los clásicos latinos, así como la "Rusticatio mexicana" de Rafael Landívar, a la que tituló "Geórgicas mexicanas". Obras suyas, entre muchas son: "Carmina latina" (1907), "Odas breves" (1902), "Madrigales marianos" (1903)
A orillas del Lerma
Vienes ¡oh río! de la hermosa tierra
vecina al Culiacán, mi hogar natío
para mí tu raudal quieto y sombrío
añoranzas tristísimas encierra.
Tu vienes de mi patria, Salvatierra,
y por eso te llamo: ¡todo mío!
De mis ojos regué con el rocío
tus arenillas en que el pie se entierra
Hoy, al verte correr bajo mi planta
y en tu cauce asomándome bermejo,
anúdase la voz en mi garganta.