SAN LUIS DE LA PAZ


 
Esta población, de alrededor de 150 mil habitantes, con una extensión de 1 951 km2 (6.7% de la superficie del Estado), está ubicada al noreste del estado de Guanajuato, y constituye la puerta natural de entrada a las poblaciones de la Sierra Gorda. Inclusive fue en tiempos de la República Centralista, parte del Departamento de la Sierra Gorda.

HISTORIA

Se precia de tener una historia muy antigua: el 10 de Octubre de 1995 cumplió 400 años de haber sido formalmente fundada por hispanos, aunque el nombre de San Luis —según narra el cronista de la ciudad, Ángel Lino Arredondo— se le dió en honor al primer virrey Luis de Velasco (hubo en la Nueva España dos virreyes con ese nombre, padre e hijo: uno gobernó de 1550 a 1564 y el otro de 1590 a 1595).

Las primeras incursiones de los españoles por el lugar ocurrieron en 1542, lideradas por Nicolás de San Luis Montañez. En 1572 llegaron los jesuitas a evangelizar encabezados por Gonzalo de Tapia, quien se ganó la voluntad de los indios chichimecas que asolaban la región. Gracias a sus buenos oficios se logró la pacificación entre ellos y los españoles, por lo que se le añadió el apelativo de “la Paz” al de San Luis. Todavía existe, en las afueras de la ciudad, una comunidad chichimeca (Misión de Chichimecas) habitada por unos 1500 descendientes de aquellos primeros pobladores.

ATRACTIVOS

Entre los principales atractivos de San Luis de La Paz y que se pueden fácilmente visitar están:

Los cinéfilos pueden reconocer a la ciudad de San Luis de La Paz en dos películas protagonizadas por Pedro Infante: Los tres García y Vuelven los García, filmadas en 1948 y dirigidas por Ismael Rodríguez. Junto a la parroquia, los lugareños señalan la casa donde se rodaron las cintas. Actualmente está deshabitada, pero de repente parece que fuera a salir doña Luisa García viuda de García —Sara García— con su puro y su bastón regañando a sus nietos.

FIESTAS

Los prósperos ludovicenses —bautizados así porque Luis en voz germana es Ludovico— dedicados en su mayoría a la agricultura —cultivan chile, frijol, brócoli, zanahoria, nopal, ajo, cebolla, tuna— festejan con gran pompa a su santo patrono cada 25 de agosto. Durante una semana hay feria comercial agrícola y ganadera, coronación de la reina, peleas de gallos, corridas de toros, eventos deportivos, bailes, misas solemnes, artificios pirotécnicos, música y danzas autóctonas.

Los chichimecas suelen llevar una ofrenda llamada chimal. Es un armazón de madera que mide más de tres metros de alto por cuatro de ancho y que pesa 200 kg, al cual le entretejen una palma de color nacarado que sacan de un maguey espinoso; con ella forman figuras de rosetones y grecas; también le cuelgan mazorcas, flores y frutos. Los indígenas transportan la ofrenda a pie, cargándola alrededor de tres kilómetros, la instalan frente a la iglesia, prenden incensarios con copal, mientras bailan y cantan a su alrededor.

Lo más curioso de todo es que hay dos imágenes de San Luis Rey: una está en la parroquia —en el centro de la población— y otra en la Capilla de San Luisito, a tres cuadras de la primera; sin embargo, festejan más la imagen de San Luisito y todavía nadie sabe por qué. Quizá —dicen los conocedores— se debe a que la parroquia es relativamente nueva; se terminó de construir en 1908. Esta iglesia sólo tuvo una torre durante más de 90 años, pues el subsuelo era de tierra fangosa, ya que en tiempos remotos corría un riachuelo y se suponía que la construcción no resistiría otra torre. En 1993, tras estudios de suelos, se decidió construirla, aunque aún la obra está sin terminar.

No se conoce la fecha de construcción de la capilla de San Luisito, pero la pequeña imagen de escasos 670 cm de alto, hecha de patol —una madera muy maleable— es muy venerada. Luce barba, bigote, larga cabellera y capa. Sus ropajes, hechos del mismo material, son cortos hasta la rodilla; se podrían confundir con los de un soldado romano, pero sus fieles dicen que son de rey. En la cabeza luce una corona y en la diestra un cetro. Media docena de párrocos que han pasado por San Luis de la Paz han querido cambiar y hacer que la fiesta mayor se haga en la parroquia, pero el pueblo no quiere. Incluso se planteó que un domingo se festejara a uno el siguiente al otro, mas no resultó.

Ahora el actual párroco ha insinuado llevar la imagen de San Luisito a la parroquia. En señal de protesta, los feligreses han mandado cartas al obispo para impedir que sea cambiada de lugar. Los devotos dicen: “aunque así sea el mismo santo, no es lo mismo”.

Uno de los festejos más esperados en San Luis de La Paz es “la comida del reencuentro”, donde cada año acuden los oriundos del lugar que por algún motivo han tenido que irse a radicar a otro sitio, como don Juan Cardoso, nacido en 1908, quien fue boticario y partero durante muchos años en el pueblo, hasta que se trasladó a la ciudad de México para que sus hijos pudieran cursar una carrera. Esta comida generalmente se dedica a obras de beneficencia —en 1996 lo recaudado se destinó al grupo de bomberos voluntarios de la localidad— y se realiza desde hace más de 20 años. Hay abrazos, música y canciones. El compositor guanajuatense Chucho Elizarrarás, compuso un célebre corrido; en una de sus estrofas dice: “En el cielo de esta tierra chichimeca / se encuentra el nombre del lugar donde nací / panorama que en mi mente está grabado / igual que el último día en que yo lo vi.”...

Texto editado del original por Elsa Estrada Revista México Desconocido No. 258 / agosto 1998

 

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